De mochilero a Brasil

entrevista Matías Rodríguez F.▹
¿Cómo se llega al Mundial? En busca de una respuesta poco común, dimos con la historia de Oscar Macías, un mochilero de oficio que nos revela sus secretos.


Alquilar un motorhome, sacar pasajes de avión sólo de ida, dormir en carpa en la playa, comprar una Volkswagen Kombi entre seis y plotearla con los colores patrios, amucharse en hostels y hasta salir un día de mayo a dedo desde algún punto del globo. Todo, para estar como sea en Brasil 2014. Faltan poco más de dos meses para la Copa del Mundo y todos se desesperan por ir.
Oscar Daniel García Macías es mexicano, tiene 26 años y ama viajar. A los trece años, en busca de mejores condiciones de vida, emigró con su familia a Estados Unidos de manera ilegal. Fue a la Universidad y se graduó en Finanzas, aunque nunca ejerció. Viviendo en los Estados Unidos hizo sus primeros viajes como mochilero y planeó otros tantos para hacer en el futuro. La semana pasada, vía Skype, Oscar Macías dialogó con El Pez Digital y contó su historia.


¿Cuándo empezó tu gusto por los viajes?
Siempre me gustó el viaje. Decidí que quiero dejar algo en este mundo, más que enriquecerme a mí mismo con dinero. Con mi licenciatura yo podría estar trabajando en Nueva York, en una muy buena compañía capitalista y enriquecerme, tener carros de lujo, casas de lujo, viajar dos semanas al año a París, lo que sea. Pero eso no me interesa. Prefiero hacer algo más productivo con mi tiempo y conocer la cultura, involucrarme con la cultura, conocer a las personas, cómo comen, qué toman. Conocer el mundo.
Decidí dejarlo todo y renunciar a mi trabajo. Compré un boleto de avión a San Pablo y me vine acá a Brasil al mundial; trabajaré acá seis meses, y a ver qué. Mi plan es ir haciendo dedo hasta Alaska, terminar allá y agarrar un barco que me lleve hacia Asia o cualquier continente.

¿Te considerás un mochilero?
Pues sí, creo que sí me podría considerar un mochilero: agarro mi mochila, la empaco, agarro mis cosas y me voy. Hay diferentes tipos de mochilero: hay unos que lo hacen todo a la brava, espontáneamente; hay otros que planifican un poco. Creo que mezclo un poco de las dos cosas. La primera vez que me fui de viaje tenía dieciocho años, y me fui de viaje a Nueva York. Tenía unos amigos que se habían ido y dije “¿por qué no?”. Compré un boleto y a la semana estaba en Nueva York, sin conocer a nadie, y anduve ahí de ‘pata de perro’. En México decimos ‘pata de perro’ porque andas como un perro de la calle que anda vagando en busca de comida por todas partes. Un mochilero, pienso, debe vivir de la espontaneidad, debe ser espontáneo y estar abierto a lo que vaya a surgir en cada momento; uno no debe planificar tanto las cosas. Tiene que estar abierto a la flexibilidad, tiene que ser flexible.

Estás en Brasil a la espera del mundial. ¿Estás trabajando?
Sí, gracias a Dios obtuve un trabajo y estoy trabajando por comida y por hospedaje. Cuando compré mi boleto a San Pablo me comuniqué con varios hostels y, como hablo inglés, español y un poco de portuñol, me recibieron con los brazos abiertos. Estoy aquí en Sanpa por dos meses. Acabo de conseguir trabajo en Recife y me voy para allá en mayo, igual: por hospedaje y comida. También en Fortaleza. Me voy a apoyar a mi selección, me voy a apoyar a México. Conseguí dos entradas, conseguí para México-Croacia y México-Brasil. Llevo mi casa de campaña conmigo: en Fortaleza pienso armar un grupo de mochileros mexicanos que no tengamos un lugar donde dormir y buscar acampe en la playa. El plan es estar todos unidos para que no nos vayan a hacer daño. Acampar dentro de las ciudades es muy feo y peligroso, uno nunca sabe. Hay malas personas en este mundo. Si me toca acampar en alguna ciudad voy a buscar el mejor lugar, algún lugar escondido donde no me vean. Tal vez hasta hago una amistad y les pido si no me dejan poner mi carpa en su patio. Lo que sea, ir a un hostel y lavar platos para que me dejen acampar por una noche.

El 14 de julio, una vez que el mundial termine, ¿qué vas a hacer?
Acabándose el mundial empiezo mi ruta a dedo. Yo estaría en el noroeste del Brasil e iría hacia al sur: a Bahía, a unos parques nacionales que están en Bahía, a Mato Grosso, a Río de Janeiro. Voy rumbo a Paraguay: después de Brasil mi siguiente país a visitar es Paraguay. Iré a visitar a uno de mis mejores amigos que conocí en Estados Unidos como estudiante de intercambio. Pienso estar en Asunción una semana o dos, y después voy rumbo a Uruguay y después a Formosa para entrar en Argentina. Mi plan es estar unos, mínimo, tres meses en Argentina. Es un país que me cautiva: he visto imágenes, he conocido muchos argentinos y es cautivante. Quiero hacerlo todo a dedo; acá en Brasil le llaman carona: hay que tratar de estar fuera de las calles federales porque acá en Brasil es más difícil hacer dedo en las carreteras federales. En calles que no sean federales es más fácil. Incluso pararé en las estaciones de servicio para hacer dedo con algunos camiones que estén cargando gasolina y veré cómo me va. Mucha gente me pregunta si tengo miedo: no, que pase lo que tenga que pasar, yo voy con optimismo. Creo que si la gente es negativa, cosas negativas le van a pasar. Si eres positivo, en tu entorno va a haber cosas positivas. Yo siempre estoy positivo y pienso que todo me va a salir bien y si me sale algo mal hay que seguir la vida.

¿Vas a emprender este viaje tan largo solo?
A mí me gusta viajar solo, ya he tenido malas experiencias. He viajado con mi mejor amigo y hoy ya casi no me comunico con él. Descubres muchas cosas que no sabías de la otra persona. Se podría decir que con el único de los que he viajado y que volvería a viajar sería mi hermano: he convivido con él toda mi vida. Es muy difícil viajar con alguien porque hay gustos y personalidades diferentes. A la hora de viajar con alguien tiene que haber muy buena comunicación y muy buena flexibilidad para que se pueda armar un buen grupo, un buen conjunto de mochileros.

Después de Argentina, ¿cómo sigue el viaje?
Voy hasta Ushuaia y me gustaría ir a la Antártida, voy a ver si puedo. Esa sí que está muy difícil. Después de Ushuaia voy a subir por toda la Patagonia, las pampas, e ir a Chile. En Chile cuando esté en Valparaíso me gustaría conseguir un bote que me lleve a Rapa Nui, la Isla de Pascua. Estar ahí una o dos semanas. Mi viaje por Chile sigue, paso por el desierto de Atacama, cruzo a Bolivia: Uyuni, Potosí, Santa Cruz, Lago Titicaca, la Isla del Sol, Cochabamba.
Llevo planeando este viaje por ocho años. Como estaba de ilegal en Estados Unidos no podía salir, estaba en la Universidad y tenía otras cosas que hacer. Desde que leí y vi la película de Diarios de motocicleta a mis 18 años sentí que debía dejarlo todo. El Che dejó su carrera por sus sueños, ¿por qué si él pudo no lo puedo hacer yo? Hasta me compré una motocicleta. Me iba a venir en moto, pero me estaba fallando y no le sé mucho a la mecánica así que al diablo, mejor me voy de mochilero. Me sé la ruta de memoria.
Leí la historia del Che antes de que fuera el Che y marcó mi vida. Fue un antes y un después.

Estás mucho tiempo fuera de casa, ¿cómo llevás la relación con tu familia?
Extraño mucho. Siento nostalgia por mi madre, que es lo más sagrado que tengo, por mis hermanos, por mi papá. Pero esto es algo que yo siempre he querido hacer y mis papás, gracias a Dios, siempre me han apoyado en todo. Ellos siempre han estado apoyándome. Sí extraño la comida, ver a mi familia; pero este viaje es algo que ahorita tengo que hacer. Tengo que conocer el mundo. Me comunico con ellos por Facebook y ya, todo bien. Creo que todavía aún no siento el impacto, todavía no me toca esa depresión del viajero.

Leí en tu blog que tu gran compañera es tu mochila, ¿cómo es, qué tan grande? ¿Qué llevas?
Aunque es algo material agarras un cariño por la mochila. Ella te acompaña en todos tus viajes. Mi mochila es como dos mochilas adjuntadas con cremalleras. Es de cincuenta y cinco litros. Como por ahora estoy quedándome y trabajando por acá traje otra mochila aparte. Traje ropa extra para hacer ejercicio porque a mí me gusta estar físicamente preparado para poder escalar montañas o cualquier otra cosa. Después del mundial voy a regalar mi ropa. Lo único que voy a tener son: dos pares de pantalones, un traje de baño, tres camisas, tres calzones, tres pares de calcetines, una toalla súper ligera. También traigo una regadera que se cuelga a cualquier cosa y dura siete minutos para poder bañarme. Traigo también las cosas básicas de higiene y un poco de medicina, mi bandera y mis botines para hacer trekking. Para acampar tengo mi saco de dormir y mi pequeña carpa en donde solamente quepo yo, es como un capullo de mariposa. No me gusta cargar con muchas cosas, lo menos que se pueda mejor.

¿Tenés pensado trabajar en las ciudades donde te quedes?
Planeo ofrecer mi trabajo a cambio de comida, hospedaje o alguna otra cosa. En el hostel en el que estoy ahora en San Pablo me dedico a cocinar y a limpiar la cocina. Eso es lo que me gusta. En Estados Unidos odiaba lavar los trastes, ahora los amo.

¿Tenés fecha de regreso?
No, no tengo. Mi plan es estar por lo menos los siguientes cinco años al costado de la ruta; al costado del camino, como dice Fito Páez. Antes de dejar el continente americano quiero volver a visitar a mi familia. Voy a aprovechar para visitar a los míos antes de dejar el continente americano por alguno de los grandes puertos.

Fotografía por Oscar García MacíasAbril 2014