El bluegrass es de Once

entrevista Ignacio Mozetic▹
Moze se fue a Once en busca de su sensei de banjo. Joe Troop nos cuenta de su pasado, su presenta y su futuro. ¡Que viva el bluegrass!


Cuando uno se embarca en una expedición al barrio del Once se encuentra con las cosas más bizarras. Vas nadando en un mar de gente. Autos pasan lentamente, uno atrás del otro, como en una cadena infinita. Bocinas. Esmog. Las joyas más berretas y las ropas más horrendas posan en las vidrieras de la calle Pasteur. Hasta un mate revestido por un espantoso animal print rosa. No es ninguna de estas cosas las que nos mete en esta aventura. Por suerte. Es que en este barrio vive una de las personas más interesantes de la escena cultural porteña. Un amigo y un maestro.
Joe Troop me abre y me saluda con un beso. No pareciera haber nada que delate su origen gringo. Apenas su acento se puede distinguir del de cualquier porteño. Nos hace pasar. Acompañados por el paisaje de una terraza porteña del barrio del Once y por la cumbia del celular de algún vecino lejano, arrancamos la entrevista.

Empiezo presentándote para los que no te conocen. Vos cantás, tocás el banjo, la mandolina, el violín y la guitarra. Contanos brevemente cómo te fuiste acercando a la música hasta llegar a ser el multi-instrumentista que sos hoy.
Con catorce años hicimos, tipo, un viaje con la escuela secundaria a los Montes Apalaches. Yo soy más bien del piedemonte [Carolina del Norte]. Y vi a un banjoísta tocar, y dije: “¡no, loco…!”. O sea, yo antes tocaba el piano, y tocaba algo de guitarra, pero cuando vi a un bluegrassero de verdad, a un banjoísta en el medio de la sierra, fue demasiado romántico. “Tengo que vivir eso”. Y eso es lo que elegí vivir ese día. Dije “eso es lo que voy a hacer”, y desde entonces he sido fiel a mi afán de conocer esa música. Empecé a escuchar y a los pocos meses me compraron un banjo mis viejos, y ahí arranqué. Me dieron un violín a corto plazo, después conseguí una mandolina, y siempre había una guitarra por ahí. Y empecé a tocar y tocar y tocar… Después hay una red de festivales muy interesantes allá a los cuales frecuentaba.

Hablanos brevemente de tus viajes y cómo te asentaste acá en Buenos Aires.
En cuanto a viajes en el extranjero, que para mi serían afuera de Estados Unidos —en Estados Unidos viajé bastante también— empiezan cuando a mis dieciocho me fui para España, donde hice dos años de mis estudios. Después, con veintidós años, me fui para Japón a enseñar inglés en una aldea chiquita, tocando música los fines de semana —aunque todos los días en mi casa, por supuesto. Ahí tuve que laburar. Y laburé, ahorré plata y volví a Estados Unidos donde hice un par de años de gira con un grupo de bluegrass. Hacía lo mismo que estoy haciendo acá, pero allá, en Carolina del Norte. Tocaba en el under, mil veces por semana, emborrachándome. Y después vine acá hace cuatro años, y estoy haciendo proyectos. Esos son mis viajes. Ah, también estuve por Marruecos un tiempecito, y viajé por Europa, pero los lugares donde he vivido son Estados Unidos, España, Japón y Argentina.

Quizás tu proyecto más serio acá en Argentina es el dúo Troop-Sánchez. Comentanos como surgió y de qué se trata.
Surgió porque hace cuatro años conocí a Diego [Sánchez] como banjoísta. Nos conocimos en YouTube. Y empezamos a tocar bluegrass. En algún momento fuimos al Festival de Country de San Pedro, en el 2010. Yo fui a tocar el violín en su banda de bluegrass. Yo le conté que tenía unas tremendas ganas de grabar mis composiciones. Ahí me dijo que le interesaba la propuesta como contrabajista. En ese momento no me daba cuenta de lo bueno que era como contrabajista. Y nos juntamos, y él vino con el arreglo de mi tango, Me afanaron en la parada del 4, que yo había subido a internet. Y vino con un arreglo hermoso, y me dije “este es mi proyecto”. Ahí los dos lo dijimos. Creo que el hizo el arreglo buscando un proyecto con un banjoista/violinista.

Me gusta pensar el concepto de tu disco, A Traveler’s Sketches (Bocetos de un Viajero)1 como una pintura con los colores de los países que visitaste. Quiero decir que en el disco encontramos la clara raíz del bluegrass, pero también encontramos tango, bossa nova, flamenco, música tradicional japonesa. Y también tenés letras comprometidas socialmente. ¿Cómo se conjugan estas cosas?
Para mí, si voy a cantar mis canciones tienen que tener un significado para mí, en el momento en que las quiero cantar. Entonces como letrista trato de decir algo que tenga importancia, no cualquier cosa. Entonces yo me veo como que al final soy multifacético, y no increíble en nada que hago. Dependiendo del momento soy instrumentista, o cantautor, o solista, o compositor, o sólo cantante. A mí me gusta ser un músico multifacético. Eso es lo que quise hacer. Pero en las canciones con Diego puedo incorporar un poco de todo. Y me gusta eso.

En Tell Me Why hablás de tu adolescencia en un pueblito de Carolina del Norte…
Claro, porque cuando era chico me di cuenta que era homosexual, que era gay, entonces tuve que bancar lo que implica eso, como cualquiera. Es pesado porque es algo innato. Fue un estrés constante en mi vida y la pasé horrible porque era un secreto que no podía decir a nadie. Y un secreto nocivo que me arruinó la adolescencia. Estaba enfermo con ese secreto. Porque en Carolina del Norte, como es un lugar muy conservador, si sos gay estás muerto, es lo que te enseñan. Yo soy de la última generación no-YouTube: no teníamos internet. Así que no teníamos información de afuera ni podíamos ver el video de un chabón que dijera “todo bien, mi familia me re banca”. Lo que yo veía en mi entorno era un pronóstico bastante pesimista. Pensaba que mi vida iba a ser horrible. Y después encontré el coraje, la necesidad de decir que era gay y  cuando dije eso, en gran parte tuve mucho apoyo de mis amigos, pero también alguna gente me trató de una manera que…  aun antes de decirlo, que básicamente me jodió y me inspiró a hacer ese tema. Igual ahora, a esta altura, no me da tantas ganas de compartir ese tema en el escenario. En el momento en el cual la compuse tuve que decir eso porque estaba en un proceso personal de necesidad de decirlo. ¿Viste que en la vida surgen cosas que las necesitás cantar? Pero ahora esa canción no tengo tanta necesidad de cantarla. Pero en un momento dado me era importante.

Es muy recurrente el tema de la muerte en tus canciones…
Sí, pero en ese disco. Pasa que se me palmaron cuatro amigos en un año. O sea, se murió un amigo del Bolsón que había conocido en mi primer viaje por Argentina, fuera de Buenos Aires. Nos hicimos amigos, y volví a Buenos Aires y, bueno, ni bien volví me afanaron el violín, muy traumático. No tenía un violín, ya estaba en pelotas como violinista. Se murió Fede, este amigo del Bolsón. A los pocos días se suicidó una gran amiga mía francesa. Se pegó un tiro Lauril, se pegó un tiro en el corazón. A los pocos días se murió mi abuelo. Y después a los dos meses se murió un chico con el que estaba saliendo. Y eso fue como la gota que rebalsó al vaso. Es ahí cuando fui a San Pedro, justo en ese tiempo, en septiembre del 2010, pisando fondo emocionalmente. Estaba muy triste. Estaba lamentando. No deprimido, eso es distinto. Estaba triste, de verdad. Pisé fondo de la tristeza, y hablé con Diego y le dije “me gustaría grabar estas canciones”. O sea, en ese momento estaba enfrentando a la mortalidad porque vi a cuatro personas muy cercanas morirse.

Me gusta que plantees a la música como una forma de hacer catarsis, que tiene su significado en su momento.
Y sí. Ese disco me dio un sentido porque, viste, salí de dos semanas en las que básicamente no paraba de llorar. Y a veces en la vida tenés un lamento tan profundo que no podés parar de llorar. Por ahí no te tocó todavía. A mí no me había tocado nunca. Eso. Tan fuerte. Y salí de eso con la resolución de hacer un disco. Ahí surgió el disco. “Es hora de hablar” me dije. Entonces Lauril tiene su tema. Hablo de Rubén, Farewell, My Friend y How You Passed The Time, la bossa nova que canto en castellano [Volá] es para él también. Fede Bolsón es por Fede. They Called Him Frog es por mi abuelo, es un tema que compuse para acordarme de él. Ese fue un año lleno de golpes bajos.

Y ahora estás por sacar el segundo disco…
Si, ya está. Lo estrenamos acá, en junio. Creo que el estreno oficial va a ser el veinte de junio. Estamos todavía buscando un lugar. Pero ya sale…

Te pregunto por tus otros proyectos. Vos solés armar festivales de bluegrass, acá en Buenos Aires, y tocás con músicos locales.
Sí. Sí, estoy con gente como vos2, con interesados en el folklore de mis pagos. Y yo qué sé, el bluegrass es un buen punto de arranque, porque ya es un código. Es bastante fácil de aprender, aunque no parezca, pero en un par de años uno tiene una noción. Y se puede compartir con mucha gente porque es un código, precisamente, aprendido por mucha gente. Y divertido. Yo soy re fanático. Y ustedes también. Y a mí me encanta armar esta movida. Y yo sigo aprendiendo acá. A tocar. Estoy hilando fino, y viendo cómo funciona cada instrumento a través de la docencia. Ahora estoy saliendo de una fase de docente. Desde que llegué acá vivo de la docencia, pero ahora el mes que viene me mudo de mi casa —no voy a tener casa, vuelvo a mis raíces gitanas y voy a estar dando vueltas por ahí. El trabajo que salga, ahí voy. No voy a vivir en una casa, ya amasé en estos cuatro años un montón, y ahora es soltura. Me gusta la idea de estar transitando una fase nueva, que es… no sé lo que es. Y no me importa.




1. Que se puede descargar gratis desde http://joetroopydiegosanchez.bandcamp.com/
2. N. del E.: El autor, entre otras virtudes, es músico. Aprendió a tocar el banjo con Joe Troop y comparte varios de sus proyectos.

Fotografía por Ezequiel CelmanAbril 2014