Algo se asoma en Buenos Aires

entrevista Ignacio Mozetic▹
Presentamos a la gente de Sambara, quienes nos presentan su último trabajo: Asomándose.

Barrio de Palermo. Barcito. Se apagan las luces. Ansias. La tensión de la atmósfera estalla en un acorde. La música te penetra, te atrapa. Casi sin darte cuenta y delirando te entregás a la danza más improvisada, a la más pura expresión, al desquite. Dejás escapar la cordura en un alarido incontenible, y ya entraste en su juego.
Barrio de Almagro. Ya casi es de noche. En la terraza de su sala de ensayo gira el mate y una niña de unos tres años revolotea y juega con el grabador que registra la conversación entre El Pez y los muchachos de Sambara. 
 
Ariel Schujman en el bajo, Julián Malosetti en la batería, Gabriel Kerman con la guitarra eléctrica, Marcos Lorenzo en los sintetizadores, Andrés “El ruso” Elijovich en los teclados y la voz de Fede Schujman. Voy a empezar preguntándoles cómo se formó el proyecto hasta que llegaron a la formación actual.
FS: Bueno, mirá, hay un par de historias cruzadas. Por un lado estábamos Edu que fue el primer bajista de la banda y yo tocando algunas cosas juntos, por otro lado Marquitos y Andy andaban también haciendo su música juntos, y Juli también estaba con sus proyectos… Todos estábamos por nuestro lado haciendo música, pero ninguno con un proyecto que lo termine de completar. Buscamos armar algo juntos para desarrollar eso. Nos contactamos y armamos esto que ya existe. Muy rápidamente fue Sambara, y muy rápidamente tuvo para nosotros la importancia que tiene hoy.

Y también muy rápidamente sacaron su primer EP, Sambara (2012), un trabajo que ya suena muy bien. En retrospectiva, ¿cómo ven este EP que les abrió tantas puertas?
FS: Mirá, el EP salió en un momento de la banda, después de un viaje que hicimos a Brasil. Se fue Edu, nuestro primer bajista, y entró Ari. Ahí dio como un salto la banda. Entre otras cosas, nos propusimos grabar nuestras primeras canciones. En retrospectiva, en lo personal, me gusta mucho escucharlo y apreciar en qué punto estábamos como músicos en ese momento.
ML: Cuando lo hicimos teníamos otra inspiración. Era algo muchísimo menos desarrollado, y nos sirvió a nosotros para ver en qué lugar estábamos. Además lo hacíamos desde un lugar mucho más inocente, con mucha menos expectativa. Pero siempre proyectamos: dijimos que lo que primero íbamos a sacar era esto y nos gustaba mucho. Y ahora también.
JM: Había como un sentido de urgencia. Había entrado Ari, los temas se habían estructurado de una manera y ya sentíamos que eran para grabarlos en ese momento. De hecho, lo hicimos en dos o tres semanas. Al toque lo sacamos, al toque lo presentamos. Estábamos muy manijas. Y se nota eso en la música, en todo. En el buen sentido y en el malo también.
AE: Aparte, las grabaciones no son como eran antes, porque antes para grabar necesitabas un estudio sí o sí. Lo que quiero decir es que grabar hoy es más sencillo. Ari tenía en la casa lo que era nuestra sala de ensayo, y ahí tuvimos la posibilidad de grabar y hacerlo bastante bien. Lo hicimos nosotros: el EP está hecho sólo por integrantes de Sambara. Ari se encargó de la mezcla y la grabación, y nosotros tocábamos los instrumentos que teníamos. Es un CD casero. Ahora a mí me genera como un toque de ternura. Me gusta escucharlo, me gusta escuchar los temas y me gusta acordarme de cómo tocaba en ese momento, del teclado que tenía, que era otro que el que tengo ahora. Pero es lindo. Es como un hijo…
ML: Medio boludo (risas).
AE: Pero lindo…
GK: Un pibe de 15 años.

En el 2013 salió su primer disco, Asomándose[1] —un nombre oportuno para un primer disco— que es un trabajo muy fino, muy elegante. Se aprecia en otro nivel que sus recitales, en los que las circunstancias exigen cierta agresividad, cierta desprolijidad, cierto rock…
FS: Sí, me parece que la historia de Sambara y de Asomándose tiene un poco que ver con esto que decís. Después del EP nos lanzamos a tocar mucho en vivo. Se fue generando algo muy copado entre nosotros y con el público en los recitales. Empezaban a aparecer canciones nuevas que tuvieron una recepción muy buena. Y con Asomándose tuvimos la misma intención que tuvimos con el EP —lo que decía Marcos antes— de dejar algo fijado, pero estando la banda en otro momento. Entonces la búsqueda era de otro carácter, porque estábamos mucho más exigentes. No alcanzaba con los equipos que teníamos en mi casa ni con el instrumento que cada uno tenía, hubo que hacer un paso más profundo en términos de lo que quede. Y aparte apareció la mano de Javier Malosetti como productor, y el estudio, los ingenieros, y nosotros buscando el audio de cada instrumento. Me parece que fue asentar otro momento de la banda. 
AE: Es verdad también que el disco Asomándose, que se suena todo, no suena como suena Sambara en vivo, suena como suena Asomándose. Sambara en vivo es único y es diferente al disco, donde está todo limpio, claro y donde se escucha todo. Nosotros en vivo tenemos otra energía. Y por eso, para quienes quieren conocer a Sambara en su naturaleza, la mejor recomendación es que nos vengan a ver en vivo. Que escuchen el disco, pero lo auténtico, lo genuino, está en los recitales.

También se genera algo muy especial con su público. ¿Cómo lo viven desde el escenario?
JM: Yo creo que el público modifica muchísimo. De hecho, esta diferencia entre el vivo y el disco no se dio para nada premeditadamente. Fue muy natural y tiene mucho que ver la invitación que nos hace el público a nosotros a tocar más fuerte, dejando más energía. O sea, esta invitación es algo que te presta el público y que nosotros tomamos casi sin tener ninguna opción. Nos invita, o casi nos obliga… a estar zarpados, a tocar a pleno. Y en el disco no pasa eso. Tenemos otra manera, más calma, de abordar nuestra música. 
AE: Aparte es un círculo. Tocamos la música, pasa por el público, vuelve a nosotros, y así. Es un círculo porque el público te viene a ver, te da las ganas de escuchar, de rockear, y nosotros somos canal de eso. Un círculo que sólo se cierra en ese momento.
ML: Lo que te da el vivo es la posibilidad de hacer lo que vos tengas ganas de hacer. No te limitás mucho. O al menos, nosotros no nos limitamos mucho. Como que simplemente damos todo lo que podemos, vamos bien para adelante, y el escenario en sí mismo es un lugar en el cual nos permite hacer cosas que en otros lugares no podés permitirte por una cuestión social o cultural. Entonces para nosotros es un desquite.
GK: Nosotros tomamos el escenario como un lugar para sacar a relucir todos nuestros miedos, nuestras cosas, nuestra locura…

Muchas veces se los catalogó como rock progresivo. Si bien la influencia es clara, lo suyo es realmente muy difícil de catalogar. Se interpreta que esto responde a una búsqueda genuina de hacer algo nuevo: no sonar bien a imagen y semejanza de otras bandas, sino más bien hacer música hermosa, que aunque suene como una perogrullada, es algo muy inusual.
GK: De hecho, con respecto a lo que decís, nunca pudimos tocar un cover de otra banda … en realidad una vez, dos veces. 
ML: El mismo tema, que era Raros peinados nuevos, una versión bastante decadente y pobrecita pero era lo que nos salía. Ari todavía no estaba, o sea que la formación actual de Sambara no ha tocado ningún cover en vivo todavía. Y mejor que así sea…
GK: Porque nos queremos avocar más a nuestra propia creación. Y está bueno eso que decís de que tenemos una búsqueda de creatividad, y de ser originales con lo que hacemos nosotros.
FS: A la hora de la composición participamos todos, los seis integrantes de Sambara. Y al estar interviniendo los seis aparecen las influencias que cada uno tiene. Es muy distinto un tema que surge de una idea de Gabi o del Ruso o de Marqui. Cambia mucho el germen de los temas porque escuchamos música distinta entre nosotros.
ML: Sucede algo con las catalogaciones en la música. No sé desde cuándo la música, como arte o como expresión, tiende a catalogarse de distintas formas. Antes las personas que hacían blues hacían blues y jamás iban a pensar en hacer música clásica, o lo que sea. En esta época de la música, el desarrollo llevó de repente a no quedarse en una estética muy determinada porque eso al fin y al cabo te resta. Entonces nosotros nos damos ciertas libertades: desde hacer ciertas bases tipo electrónica en algún tema, a después tocar alguna cosa muy progresiva, o a hacer una canción sin más. Creo que eso suma.
GK: Es como una suma de todas las influencias que tuvimos en nuestra vida. Desde Britney Spears cuando tenía once años (risas), hasta Pink Floyd, los Beatles, Nirvana. Todas las bandas que nos fueron tocando.
AE: Quiero agregar que cuando nosotros empezamos con Sambara, ni yo era un pianista —tampoco es que lo sea ahora, no sé cuándo lo voy a hacer— ni Marqui tampoco era un sintetizadorista, ni Gabriel tocaba la guitarra eléctrica hacía cuatro años… Salvo Ari que está re metido en la música hace mucho tiempo, ninguno era un experto. Empezamos a componer desde la intuición. No es que nos juntábamos a tocar, y que empezamos con estándars. Tocábamos nuestros temas, con los instrumentos que eran nuevos. Y el crecimiento individual de cada uno se dio con Sambara.

Termino preguntándoles qué proyectos tienen para el futuro. ¿Fechas? ¿Algo a largo plazo?
FS: Proyectos tenemos: tocar en el Roxy el viernes 11 de julio…
AE: ¡Vengan loco! (Risas)
FS: La idea es tocar un poco menos en capital y un poco más en el interior. Y después queremos irnos de gira a Europa, tocar en China, en India (risas). Hay gente en Nigeria que nos escribe al Facebook.
JM: Me dijeron que en Urano hay gente que nos escribe.
AE: Te tomás el 114 a Villa Urano. (Más risas)
FS: El proyecto es seguir tocando, y ya estamos componiendo mucha música nueva, así que pronto pensaremos en un próximo CD, y veremos todas las puertas que eso nos pueda abrir para crecer.
 

[1] Tanto su EP como su disco están disponibles en internet.

Julio 2014