Editorial #7: Puro teatro

A se saca el impermeable. Dos personas de cara preocupada lo reciben preocupados.

A: Perdonen que llegue tarde, pensé que por el paro se suspendía.
B: Qué se va a suspender, quedate tranquilo que igual el pavo aquél se lastimó la pierna
y estuvimos tratando de mejorarle el humor un rato. (En voz baja) Igual no tiene sentido del humor, así que…
C: ¿Trajiste para grabar esta vez?
A: Sí, sí, entré grabando… Es éste (muestra el objeto negro en su mano, que resulta ser el grabador que B, C y D le reclaman hace meses).
C: Genial, pasá nomás, ya sabés.
Editor: ¡Vení, che, sentate, no vas a creer lo que me encontré!

(Silencio)

Editor: Tengo unos videos del Museo de Magia que está inaugurando ahora, ¡mirá, ya saqué cómo lo hace!
A: No es gracioso.
Editor: ¡Cómo que no es gracioso! Usa la parte de atrás, ¿ves?
A: No.
Editor: Es puro teatro, bien fácil: abre la tapa, y se hace el pavo mientras lo mete por atrás.
A: No es gracioso.
D: ¡¡Me dueeleeeeeeeeeeeeeee!! (Desde el comedor)
Editor: ¡Callate, bobo!
A: No es gracioso, ¿no se lastimó?
Editor: Puro teatro. Se golpeó la puerta cuando quiso saltar los escalones de la escalera de a cuatro a la vez. A veces no los entiendo a estos tipos.
A: Bueno, y este mes, ¿cómo viene?
Editor: Así como la ves (señalando el cuaderno que arriba de la mesa revela todos los secretos editoriales de El Pez Digital de septiembre).
B: ¿Vos te quedás a comer? (Interrumpiendo el silencio de la lectura)
A: No, gracias… Che, esto es gracioso, bastante agenda, ¿no?
Editor: Sí, pero está armado como para que funcione igual. Que haya aparecido el nieto de Estela, por ejemplo, no es de agenda por más que frívolamente se piense así.
A: ¿Dos colaboraciones?
Editor: Cada tanto abrimos el lugar, así como los redactores se mandan a buscar nuevos formatos: lo único que nos falta es creer que tenemos la posta de algo.
A: ¿Encontraron algo que les gustó en particular?
Editor: No lo sé. Hay una nota editorial, del jueguito argentino que salió, ya me dirás qué te parece. (Preocupado) Algo tuvimos que descartar porque no salió como esperábamos: a veces nos acercamos demasiado al relato ficcional cuando no deberíamos y quedan varios mamarrachos.
A: ¿Les molesta tener que dejar cosas afuera?
Editor: ¿A vos te gusta trabajar y que salga feo lo que hacés?
A: No.
Editor: Bueno, a nosotros tampoco, pero dejar afuera el trabajo que no funciona nos obliga a reformular, a crecer por ponerlo de algún modo.
A: Veo que hay una mirada medio teatral: las notas, la nota con Scher, incluso la de Laura viene en esa clave. ¿Cuánto está planeado de esto?
Editor: Teatro lo tuyo. ¡¿Hoy que trajiste grabador te hacés el periodista?! (Se ríe solo. Se levanta) Vamos a ver al malherido, que te cuente algo más él.

En un sillón, D levanta una pierna envuelta en hielo. La tele está prendida. Un hombre con parche en el ojo habla de problemas regionales. F está concentrado mirando. No dice nada. No dirá nada.

A: Che, qué cagada, ¿duele mucho?
D: Ayer estaba que me moría, hoy más tranqui (frotándose la pierna).
Editor: Che, y vos ¿por qué llegaste tarde?
D: Pensé que suspendíamos por el paro.
Editor: (Risas). Eso es todo blablá, como este pibe. Puro teatro.

Editor va a la cocina a hacer el mate, mientras A se da cuenta de que el dolor de D es tan cierto como que el plástico negro que tiene en su mano es un grabador.