Editorial #8: Crisis de identidad

Iberoamérica. Hispanoamérica. América del sur. América latina. Latinoamérica. Las Américas. Nuestra América. Nuestras Américas. Crisis de identidad. Aprendimos hace tiempo que cualquier solución emergida de un sistema desgastado tiene que ser desconfiada aunque más no sea por la prudencia. Pero no por eso vamos a ser ciegos o necios. Acá algo pasa. “Nuestras Américas” podría abrazar todas las cosas horrendas o bonitas que podemos generar y al mismo tiempo nos reintegra simbólicamente. ¿Qué tradiciones abrazamos sin querer? ¿Por cuáles estiramos el cuello tratando de salir en la foto?

Zombis, telenovelas, grecorromanos, judeocristianos, tanos y gallegos. Arguiñano en un video se sorprende porque sus huevos son de tres yemas. “Católica-apostólica-románica”, decía Zorrilla. Más allá de los problemas de escritura que pueda haber cada tanto, hay una intención casi manifiesta de contar un cuento: en el mejor de los sentidos, claro; muchas veces contar un cuento significa abrir la puerta para que se filtre la materialidad de ciertas cosas, o para que se puedan imaginar algunas, o incluso sirve para creer que se está habilitando la reinterpretación de todo aquello que se nos ocurra. Se piensa algo que no se dice: no por miedo, no por ridiculeces de cualquier índole. A veces la exposición pornográfica de las ideas lleva a cualquier lado. Si no aprendemos a contar las cosas de más de una forma, algo está fallando. Esto que se dice dista mucho de la “tibieza”: hay una ideología detrás de cada accionar, lo que no significa que todo esto haya dejado de ser un cuento.

¿De qué se habla? Las tradiciones son reformulables, reconstituibles. Pero esto también es una lucha, por su puesto. Y también son luces de colores. Escuche esto, vea lo otro, compre el de más acá. Qué se yo. Cuando todos ven la tele, nadie me da bolilla. Esto también es una lucha, o así lo creemos, porque de otra forma se va todo a la mierda.