Tenedor libre #4: Hora feliz

escriben los editores▹
De vuelta de las vacaciones y con un sincero sentimiento de verano, los editores usurpan la sección de Luli Xaus para compartir sus bebidas favoritas.

Los editores, quienes suelen jactarse de ser los barmen[1] amateurs[2] más sagaces de la historia, aprovechan esta edición gestada con los calores veraniegos y comparten sus secretos. Para conservar cierto nivel de prudencia, las recetas que serán develadas han sido curadas previamente por la especialista Lucila Xaus: esto evitará la posible intoxicación de los intrépidos lectores que decidan seguir las recomendaciones que se esbozan a continuación.


LIMONADA INFALIBLE
Cualquiera puede hacer jugo de limón. Entre el Minerva y que, al parecer, las abuelas hacen cursos sobre “cómo plantar un árbol de cítricos”, las recetas sobran, sí, pero ésta no falla:
  • 500ml de agua.
  • Algunas hojas de menta (no sea rata y agregue hasta conseguir el sabor, porque hay mentas más mentas que otras mentas).
  • 4 o 5 cucharadas de azúcar (preferentemente rubia).
  • Jengibre a gusto (este es lindo, porque no sólo queda rico, sino que hace bien y para sacarle el jugo hay que rallarlo o cortarlo chico y exprimirlo con la mano, como si se efectuara un gesto amenazante de “la próxima te bajo los dientes”).
  • Y, por supuesto el infaltable frescor del hielo. Porque ya saben lo que se dice: el que toma limonada caliente se queda pelado a los veinticinco años.


EL SECRETO DEL LICUADO DE BANANA
Existe un problema que parece imposible de resolver cada vez que se hace licuado de banana: es imposible mantener su increíble textura cuando se incorpora toda la leche. Lo importante en éste momento es poner una cantidad que apenas cubra las bananas colocadas en la licuadora. A demás es fundamental tener en cuenta lo siguiente: he aquí el secreto que nadie pidió: miel. Complemente su endulzante con unas generosas cucharadas de miel y observe los resultados. [Secreto de la curaduría: “¡Almendras! ¡No se olviden de las almendras, quedan increíble! Y para el que desee no usar endulzante alguno, otra alternativa es agregar algunas gotas (pocas) de esencia de vainilla.”]


TRAGO EDITORIAL
Juli: “Yo tomo, a modo de aperitivo, esos tragos que quedaron resignados porque sí, como la Hesperidina. Esa tiene un dato curioso además: la inventó el tipo de Bagley, que se llamaba Bagley, por supuesto, y es la primera marca de aperitivos argentina, de producción argentina.” [3]
  • Dos medidas de Hersperidina (“que es medio lo que se te cante: ¼ de vaso vas viendo”).
  • Agua tónica.
  • Hielo.
  • Una rodaja de limón.
 Nico: “Hubiera dicho Fernet y listo, pero para jugar a las variantes, cuando no quiero caer en el Fernet, incursiono en el Amargo Obrero, que se puede tomar sólo, con soda o con bebida sabor cola. Las proporciones son tan ‘a gusto’ que no sabría decir. Para editar, lo mejor es que llegue Juli con mate en mano, si no, sí, con el agua tónica está bien.”



CONSEJOS ÚTILES A LA HORA DE CONFECCIONAR SU TERERÉ

Todo el mundo sabe los mil y un secretos para preparar el mate, pero cuando llega el calor el cerebro se achicharra y nadie se preocupa por preparar el tereré, por lo menos, decentemente. En esta materia se han cometido los errores más espantosos: tereré tibio, con jugo en polvo, el agua fría en el termo de agua caliente… Aquí van unos consejos útiles para aquel que se esté iniciando en el mundo del “mate frío”:
  • La yerba: aquí en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires resulta difícil encontrar yerbas ‘especiales para tereré’, pero existen. La gracia es que vienen más fuertes para que resalte el sabor con el agua fría. Cualquier yerba funciona, de cualquier modo, con un poco de cariño y yuyos. Para el que le guste lo dulce: el tereré queda realmente especial con unas cuantas hojas de ka’a he’e (el nombre de pila de la Stevia rebaudiana bertoni que tanto se ha puesto de moda).
  • El recipiente: es común ver el tereré en el mismo mate en el que se prepara el mate: no es un error, pero es poco práctico. El tereré queda mejor en envases que conserven, no el calor, sino el frío, como vasitos de aluminio o de vidrio. Lo más tradicional, sin duda, es usar una guampa (el cuerno de toro transformado en vaso).
  • El agua: tiene que estar más que fría, helada. La de la heladera no es suficiente, se le agregan hielitos. Los expertos congelan bolsas de plástico con agua en el freezer para que el bloque de hielo conserve más el frío (cuidado con los rolito que no son aptos para consumo humano). Un buen termo ayuda: salen mucho los de la marca Termolar o los de la marca del inventor de la heladera. Los días de mucho calor es bueno hacerle espacio a un par de cubitos entre la yerba.
Acerca de la cuestión del jugo, es mejor no mezclarlo con el tereré para no herir susceptibilidades. El agua con limón es aceptable, pero nada más allá (¿algún osado probará cebar su tereré con la limonada infalible?).
A tener en cuenta: la yerba tarda mucho más en chupar el agua fría que el agua caliente. Los primerizos creerán que no está funcionando o que está “lavado”, pero es cuestión de tiempo.
(Cuidado: el tereré tiene efectos laxantes. Ojo con dejarse llevar por el calor y tomar de más. Están avisados.)
 

[1] Anglicismo: encargado de confeccionar las bebidas.
[2] Galicismo: Aficionado.
[3] Uno de los editores, cuya identidad no será revelada, interrumpe para decir que la Hesperidina era la bebida preferida de Goyeneche, quien se sentaba en el bar La sirena, ubicado a pocas cuadras de su casa.

Foto e ilustración por Julián Rodríguez F.Enero/Febrero 2015